Lucrar con promesas.

Creí en un espacio donde reinábamos los dos. Es tan maldecida la emoción que me dejaste como herencia, que me deja un poco loco cuando siento este dolor, como una daga clavada dentro de mis entrañas. 

Como un ritual sonó la misma condenada palabra, sólo con un fin y con un tesoro que encontrar. Tú diste miles de vueltas por el mundo, prometiste que me llevarías. 

El susurro de extrañar lo volví a perder. 

Mientras que tú te alejabas sin siquiera con falsas justificaciones. Sólo fue un lucro que pudiste sacar, para mí no valía más que un centavo pero me traicionaste.

Seguí con el final de la tragedia que de una vez me dejó, con sólo una reliquia que me dejaste. Sé que las heridas se pueden curar con determinado tiempo, la marca se parecerá a la forma de tu nombre cuando se veía escrita en un pedazo de papel que me dejaba la paloma que se hacía pasar por mensajera.

Ya no deseo enterrar cajas llenas de recuerdos, tengo toda una vida y un oscuro jardín repleto de palabras dulcemente dañinas hasta ahogarme.

Olvida la ganancia y piensa en nuestra consumación, que ya no tiene nada más que buscar. No hay más lugares donde me puedas herir. Nunca hubo verdaderos días, porque el calendario es sólo algo que salió de la imaginación de una persona.
Aceptaría con un breve pesar dentro de tus pupilas.

Para diferenciar la ahora enferma fantasía con esto tendría que contar el resplandor de cada uno de los centavos, que es también otra creación para igualmente difenciar.
Espero que tu lucro no dure demasiado, como deseo que esto no vuelva a pasar. Lucraste con una creciente pasión que yo estaba dispuesta a entregártela sólo si eras para mí.