Siganme los buenos :)

viernes, 17 de junio de 2011

Recuerdos de la niñez y la falta de sosiego en este presente.



Si el amor verdadero aparece en mi mala memoria, le diré que no se marche y le pediría perdón.
Sé que las fotografías no me harán volver, es lo último que pediría como lo que me queda de voluntad. De alguna manera, me colocaron una venda alrededor de mis ojos, mientras camino por un solitario parque, esperando a que los encuentre por lugares que no existen porque ellos tampoco.
Empiezo a recordar por los décimos arrepentimientos que debí cambiar, como todos en la vida, nadie puede estar satisfecho por lo que no hizo. Realizar lo que siempre estuvo abierto. Y cuando la tranquilidad pase por mis etapas de cambio, le diré que aleje los recuerdos que no se deciden marchar.
En el fin del capítulo, será un agradecimiento por deshacerme de la venda. Y cuando el sosiego vuelva como hace menos una década, nunca podré volver a estar tan atormentado.
En los días que para mí sólo importaba mantener un globo sin que explote, los problemas no se iban pero yo no quería creer en ellos. Puede que esta sea otra idea para mi autobiografía.

Vivo en el presente que ahora sólo importa para los demás dejar de soñar y dejar de decir mentiras, como si nunca lo hubieran hecho cuando hablaban sobre lo que no podía ser posible.
Y cuando me digan que el oso de peluche pronto me dará un simple sí o un, aún más fácil, no.
Para darme cuenta de que sí he sido lo que ahora deseo con todas las fuerzas que me quedan ser.
Una persona sin preocupaciones, que seguía despierta en sus sueños y sobrevivía para contarlos.
Mucho antes de pensar en esas ideas que pudo arruinarme. Tengo que saber que alguna vez fui más valiente. Más fuerte que esas tendencias que no iban a ayudar.
Y cuando el primer amor deje de ser tan tonto de recordarlo, me quedaría hasta escuchar el silencio, todavía parado en medio de la noche donde nadie puede percibirte.
Para no sentirme tan solo como cuando lo creí y en verdad no lo estaba. No lo estoy, pero siento sí lo estoy dentro de mí. Ni un consuelo que suene a mentira, y que yo me equivoque por fin. Con dejar de juzgar a las personas que podrían empujarme lejos de donde podría tropezar, y dejaría al pasado en paz.







miércoles, 1 de junio de 2011

Volver a subir el cielo y las estrellas.


El espectáculo logra empezar, y la multitud lastima con su prenitud. La pregunta del por qué aparece en el negro cielo, entre las apagadas estrellas. No puede ser que su brillo hubiera durado una pequeña temporada. Logro decirte que fue suficiente. Detente cuando digo adiós, que esto desapareció. Fue muy imbécil contar los días que duramos juntos. Los aplausos aparecieron cuando se bajó el telón.
Intentó imaginar que la temporada pasó detrás de este oscuro escenario, el público no es más que las barreras que no se rompieron nunca. Se trata de otra obra trágica, me contentaría que pudiera elegir uno de los finales aunque en ninguno terminemos juntos.

Quiero reír histéricamente hasta dormir en un sueño profundo, al despertar ver que nada pasó. No estoy triste por ti, lo estoy porque recibí tantos aplausos.
La hipocresía no sabe a qué lugar más ir.

Las canciones viejas no dejan de estar presentes. El violín quiere despertar con ese ruido principiante y destrozar esta mala ilusión.

Ni siquiera quiero saber como subirás todo lo que bajaste del cielo para que me incara y te pidiera que fueras el protagonista de mi extraña primavera que está a punto de acabar.
Mientras tanto hay que dar por finaizada esta estúpida obra en este teatro abandonado, lleno de personas inexistentes. Y seguir con lo que me queda.